Tras la declaración de insolvencia de un deudor común se inicia el procedimiento concursal, que se tramita en cuatro etapas. Este artículo va a analizar las cuatro fases del concurso de acreedores, destacando los principales elementos de cada una de ellas.

Recordemos, antes de entrar en materia, que el concurso de acreedores es una herramienta que trata de garantizar las expectativas de cobro de los acreedores en la mayor medida posible. Para ello se intenta mantener el valor de la empresa en crisis, además de su actividad y los puestos de trabajo de su plantilla.

Cada una de las fases del concurso de acreedores se tramita con estos objetivos en mente. Objetivos que deben combinarse con la situación de insolvencia del deudor y con el principio par conditio creditorum (derecho de los acreedores a cobrar en igualdad de condiciones).

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    Las cuatro fases del concurso de acreedores

    La Ley Concursal es la norma encargada de estructurar el proceso concursal. Esta ley diferencia cuatro fases del concurso de acreedores:

    • Fase común. Es aquella en la que se tramitan las operaciones básicas de cualquier concurso de acreedores. Por tanto, engloba tareas como la declaración de concurso, la toma de medidas cautelares, la determinación de las masas activa y pasiva y la clasificación de créditos.
    • Fase de convenio. Se diferencia de la fase común porque no es necesaria y en muchas ocasiones no prospera. Su objetivo es que sean los propios acreedores y el deudor quienes resuelvan la situación de crisis, mediante una reestructuración de las deudas.
    • Fase de liquidación. Cuando el convenio no puede prosperar se inicia esta fase. Su objetivo es liquidar los activos del concursado para atender, en la medida de lo posible, a los créditos de los acreedores.
    • Fase de calificación. Se trata de una fase que no siempre se tramita, cuyo objetivo es dirimir las eventuales responsabilidades concurrentes en el proceso.

    A su vez, cada una de estas fases está dividida en varias secciones. Cada una de las secciones se encarga de una tarea específica dentro de cada una de las fases. Veamos cómo funciona.

    Fase común

    La fase común se inicia con el auto de declaración del concurso, dictado tras su solicitud. Dependiendo de si estamos ante un concurso voluntario o uno necesario, la solicitud se tramitará de uno u otro modo y con unos u otros requisitos.

    Recordemos que el artículo 5 bis de la Ley Concursal permite tramitar un preconcurso, que abrirá las puertas a las negociaciones para evitar la declaración del concurso de acreedores.

    También existe otra forma ágil y económica de atravesar este proceso, que está regulada en el artículo 176 bis.4 de la Ley Concursal. Esta disposición regula el concurso express, que aunará la declaración y la resolución del concurso en el mismo auto.

    En este caso se evitará la tramitación de otras etapas que pueden suponer costes adicionales (nombramiento de la administración concursal) o responsabilidades del concursado (fase de calificación).

    Sea como fuere, el objetivo principal de la fase común del concurso será:

    1. Determinar la masa activa. Esta está compuesta por los bienes y derechos del concursado.
    2. Determinar la masa pasiva. Se trata de localizar todas las deudas y obligaciones, así como a los acreedores que sean titulares de estos derechos de cobro.
    3. Clasificar estos créditos. Recordemos que, pese al principio par conditio creditorum, durante el concurso se establece un orden jerárquico de pagos (por ejemplo, los créditos laborales tienen prioridad sobre el cobro de facturas).

    Estas operaciones permitirán enmarcar el elemento patrimonial del concurso. Para su vigilancia y administración se nombrará a la administración concursal (como hemos visto, no en todos los procedimientos) y se podrán tomar medidas cautelares.

    Fase de convenio

    Durante la fase de convenio se sucederán las negociaciones entre el concursado y sus acreedores para buscar un acuerdo. Los acuerdos tratan de reestructurar deudas, mediante el establecimiento de quitas, esperas y otras medidas.

    La asistencia de un abogado especializado en Derecho Concursal resulta muy interesante durante esta fase del concurso de acreedores. Recordemos que la experiencia en la negociación va a ser clave, ya que:

    • Lograr un número suficiente de adhesiones es fundamental para llegar a un acuerdo. Además, esta adhesión será más difícil de conseguir cuanto más favorables resulten los nuevos términos al concursado.
    • Por otro lado, las opciones abiertas al convenio son muchas y muy diferentes. Por ejemplo, hace poco hablábamos de la venta de unidades productivas, que supone una operación muy interesante pero delicada a nivel jurídico.

    El convenio exitoso puede llegar a suponer la recuperación de la empresa. De modo que es imprescindible tratar de llegar a un acuerdo favorable tanto para el concursado como para sus acreedores.

    Fase de liquidación

    Evidentemente, la fase de convenio no siempre resulta exitosa. Puede ser que el concursado no haya conseguido negociar con sus acreedores o que directamente no existan activos como para poder satisfacer un volumen adecuado de deudas.
    Las operaciones de liquidación consisten en la valoración y enajenación de la masa activa. Obtenida liquidez, esta se aplicará al pago de los créditos conforme a su categoría:

    • Privilegio especial o general.
    • Ordinarios.
    • Subordinados.

    Como se entenderá, la fase de liquidación no es la más deseable, ya que la propia estructura jerárquica del sistema de pagos implica que algunos acreedores podrían quedar fuera de la posibilidad de cobro.

    Fase de calificación

    Durante la fase de calificación se determinará si el concurso es fortuito o culpable. Esta calificación es independiente de la valoración que puedan realizar los juzgados del orden penal, en el caso de concurrir la culpabilidad con la comisión de un delito.

    Procede la declaración de culpabilidad cuando el concursado ha participado en la generación o agravación de su insolvencia, concurriendo dolo o culpa grave. Esta calificación puede suponer la imposición de inhabilitaciones y otro tipo de sanciones.

    Por tanto, la etapa de calificación puede ser la fase del concurso de acreedores más peligrosa para el deudor. De ahí que muchos concursados traten de evitarla mediante la tramitación el concurso express.

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